domingo, 5 de febrero de 2017

Para entender a la costurera

El término "costurera"o "modista" en Guatemala es relacionado a un oficio de baja importancia, algo despectivo que no merece valor. 

A menudo, estudiantes de modas contratan a estas costureras para que les elaboren sus diseños dejándoles una paga exigua por un trabajo verdaderamente complejo pues las creaciones de los pupilos requieren una moldería caprichosa que ni ellos pueden elaborar, muchos menos saber cómo construir la prenda.


Normalmente a la modista le encargan arreglos o reparaciones de cualquier tipo de atuendos, confección de uniformes ya sean escolares o de trabajo y a lo sumo, con mucha suerte le delegan el vestido de los "15 años", el de comunión ó el de bodas, pero sin permitirle que introduzca alguna idea mas que limitarse a la reproducción fiel de un modelo de revista.


Sin embargo, a muchos guatemaltecos les desesperan las sesiones de prueba y desean una indumentaria extraordinaria que puedan comprar listo para usar y barata. En éste pequeño país, afloran tiendas que ofrecen ropa importada de marca para los eventos citados anteriormente. Para quienes el precio de esos lugares les resulte muy elevado están las tiendas chinas. Y si aún así se sigue considerando un tanto costoso están a disposición las desagradables ventas de pacas.


En otras ocasiones he señalado las ventajas que tiene el adquirir prendas a medida y saber  valorar el trabajo del diseñador. Hay que hacer hincapié que el costurero o modisto es sinónimo de diseñador de modas en los países donde la moda es una auténtica profesión.
La expresión "diseñador de modas" se empezó a acuñar lentamente conforme aparecieron centros de estudio especializados en el tema.


La Cámara Sindical de la Alta Costura de Paris que había sido creada en 1868 dispuso abrir una escuela en 1927 para el entrenamiento de los trabajadores de las diversas casas de moda. En 1930 se ofrecía adiestramiento para ser director creativo de casas de alta costura. Posteriormente se implementaron cursos de sastrería artesanal y poco a poco se han ido adicionando ofertas educativas.


Generalmente son centros independientes de las universidades pero ambas  acogen la moda para eliminar el halo despreciativo  y colocarla a la altura de una profesión. Aunque lastimosamente, como explica el académico Frédéric Monneyron, al modisto actualmente se le sigue sin reconocer plenamente como artista.


Por otro lado, en Guatemala existió una escuela de estudios superiores para mujeres en las últimas décadas del siglo pasado que daba la oportunidad de tener algún conocimiento de moda, aunque sus egresadas no lograron posicionarse. Sólo hay una universidad que incluye a la moda como carrera con orientación industrial, hay una academia con un concepto similar y un centro de formación técnica para diversos oficios. 


Este último lugar, define a la modista como una persona "semicalificada" para elaborar prendas de vestir simples con una máquina doméstica, el curso dura 10 meses y los requisitos son tener un mínimo de 16 años de edad y haber alcanzado apenas el tercer grado de escolariad primaria.


La citada institución también brinda el curso de sastre de 6 meses de duración, con los mismos requsitos que la modista. Describe al sastre como un trabajador calificado de nivel "operativo" con capacidad de producir prendas masculinas a medida con diseños exclusivos. Contrasta diametralmente con la formación de los sastres de Savile Row o en Nápoles, por ejemplo.


Es posible que tanto menosprecio hacia el modisto y sastre tenga raíces coloniales. Considerando que estos trabajos y la tejeduría fueron delegados a algunos indígenas y mestizos, grupos inferiorizados por los españoles y criollos. 


Se sabe (históricamente demostrado) que la ardua labor del hilado fue impuesto a las nativas fundamentalmente como pago tributario. Estas mujeres heredaron un pasado majestuoso en el arte del hilado y textil de la antigua cultura Maya. Puede ser una razón para que la profesión del ingeniero textil sea inexistente en las universidades del país.

Ahora vamos hacia dos rumbos, el primero es aclarar que quien sabe coser no es exactamente un diseñador, para ello debe crear, tener ideas propias y materializarlas. Ahí es donde unos avanzan y otros se estancan.


Y lo segundo es recalcar la diferencia entre Alta Costura y listo para vestir que tanta confusión crea entre los guatemaltecos. Aquí a cualquier cosa le llaman Alta Costura, muchos charlatanes timan a los clientes vendiéndoles gato por liebre, para ser más puntual, les venden nylon o rayon diciéndoles que es seda importada de Italia y Francia, lo mismo sucede con los encajes de poliéster hechos a máquina, y así la lista de ejemplos se extendería. 


Algunos diseñadores tristemente también burlan a los clientes así y lo peor es que en los centros de estudios que ofrecen la carrera de moda aseguran impartir el curso de "Alta Costura" cuando el título de la carrera dice claramente diseño "industrial" del vestuario y el pénsum de estudios va enfocado el 100% al aprendizaje de la producción en masas.
 

Pero para explicar la Alta Costura me detendré en otra entrada y abordar el tema en con más detalle. De momento, sugiero especialmente para los guatemaltecos la lectura y posteriormente la serie televisada de la obra de María Dueñas: El tiempo entre costuras.

Es una historia hermosa que narra la vida de Sira Quiroga, una joven modista a quien el amor la lleva a vivir situaciones difíciles, pero en contra corriente logra abrir un elegante taller de costura fuera de Madrid en momentos de tensión política previo a la Guerra Civil Española.


Esta novela fue publicada en 2009 y llevada a la pantalla chica en 2013. El libro se consigue fácilmente en varias librerias del país y la serie de TV está disponible en Netflix, en canales de cable y en internet.


¿Por qué lo sugiero? No solo porque ésta obra ha tenido muy buena aceptación, ha recibido críticas positivas, la novela ha sido traducida a más de 25 idiomas. También porque es una historia que explica lo difícil que es para una costurera pobre con talento abrirse espacio entre la sociedad selecta, adquirir prestigio, lograr resolver la necesidades del cliente además de conseguir financiamiento para montar una casa espectacular de modas digna de  los diseños de una verdadera artista.