La lucha femenina viene desde la antigüedad, un punto álgido toca durante la Revolución Francesa cuando se exigen igualdad de derechos políticos y de ciudadanía.
Durante el siglo XIX los grupos feministas comenzaron a pedir equidad de derechos en general. Ellas denunciaban opresión social, familiar y laboral.
Es gracias a la II Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas de 1910 realizada en la capital de Dinamarca (Copenhague), que se proclamó el 8 de marzo como el Día Internacional de la Mujer Trabajadora. La petición más importante era el derecho al sufragio.
Este derecho es aprobado lentamente en casi todas las regiones del mundo. La Isla de Man, una dependencia de la Corona Británica, lo hace desde 1881. Guatemala lo logra en 1946 (durante el 1er gobierno revolucionario) y Emiratos Arabes Unidos recién lo estableció en 2006.
Debido a la Gran Guerra, las féminas de aquella época vieron la oportunidad de entrar al mundo laboral, pues los hombres debían ir al combate y dejaron libres los espacios de trabajo.
Esto les permite experimentar la independencia económica y tomar sus propias decisiones, y en algunos casos logran acceso a estudios formales. Por otro lado, el nuevo rol que tomaron no les permitía esa pompa de vestidos, sobrevestidos y demás implementos usados en aquellos tiempos.
Es realmente la época que lanza al estrellato a Gabrielle (Coco) Chanel, con sus ideas revolucionarias sobre la mujer independiente, moderna y elegante.
Foto Google, Coco Chanel en uno de sus clásicos trajes de punto. Ella decía que "no hay mujeres feas, sólo mal arregladas".
Si bien, al gran Paul Poiret se le atribuye haber eliminado el corsé, realmente sólo lo hizo por razones estéticas. Chanel en cambio, lo hace por cuestiones de funcionalidad y salud, es decir deja que las mujeres respiren y se muevan libremente.
Vertirse a inicios del siglo XX realmente requería de ayuda, con Chanel, la mujer podía hacerlo sola. A esta gran innovación se le une, Jean Patou. Algunos historiadores señalan que fue éste el creador de la silueta a lo "garçonne" y que "mademoiselle" introdujo el negro como referencia de elegancia, pero otros no dudan en que el pasado centenio lo gobernó Chanel.
Lo que ella aporta es simplicidad sin perder el buen gusto, elegancia moderna, libertad de movimientos y la verdadera feminidad en la vestimenta, muy distante de lo que algunos se quejan que ella masculinizó a la mujer.
Foto Google, Trajes de los años 60's. Se ve la influencia de Chanel.
La verdad es que sólo una mujer podía entender a la mujer. ¿Cómo podría comprender un hombre lo que es estar enjaulado en un corsé si no se le ha forzado a ello?
Hay que destacar que MadeleineVionnet, Elsa Schiparelli y Jeanne Lanvin también dieron grandes aportes positivos a la moda femenina.
Sin embargo, todo lo alcanzado por las mujeres hasta ese entonces se pierde parcialmente al final de la Segunda Guerra Mundial.
Vuelven a ser encorsetadas con Christian Dior, la mujer es relegada a los trabajos domésticos, eso sí, debe estar impecable desde el amanecer hasta el anochecer.
Cocinar, limpiar y demás, lo debían hacer con los recién introducidos "tacones de agujas" y mantener la silueta "New Look" con los famosos guêpière de los años 50's.
Además, debían ser unas expertas en la culinaria, porque tenían que preparar suculentos platillos para que su querido esposo pudiera recibir a sus colegas de trabajo en casa.
Incluso, existían centros educativos para enseñar a la mujer a ser una excelente esposa y ama de casa.
La siguiente década se la considera la era de las revoluciones, entre ellas, la libertad sexual con la píldora anticonceptiva, la minifalda y las blusas transparentes. ¿Será realmente que fue un avance?, En cierta forma, las mujeres estan aún más al servicio de los deseos sexuales del hombre.
Muchas mujeres aseguran que la minifalda es símbolo de la liberación femenina. No obstante, ésta prenda, así como otras, ponen el punto focal en el cuerpo de la mujer y no en su intelecto ni en su valor como persona.
foto Google. Letizia Ortiz, cuando fungía como Princesa, en una reunión en el Instituto Cervantes de Salamanca, vestía una falda corta y al entrecruzar las piernas, dejó ver de más, fue objeto de críticas.
Es decir, las mujeres han cedido a las fantasías eróticas del sexo opuesto, conduciendo al hecho de aceptar voluntariamente que sólo son objetos y no seres humanos.
Pareciera que hay un nivel de aceptación entre mujeres sobre el sistema patriarcal. Mientras más importancia obsesiva le den a su aspecto y expongan su cuerpo, más terreno se pierde en igualdad de género.
En teoría, en los 80's la mujer logra entrar con más fuerza al mundo laboral y universitario. Y desde ese tiempo para la actualidad muchas siguen siendo remuneradas inferiormente que los hombres haciendo el mismo trabajo.
Con el pequeño detalle que si queda embarazada, tiene altas posibilidades de ser despedida. Y luego de una jornada larga de trabajo (hoy es más de 8 horas diarias) debe mantener la casa impecable, cuidar la alimentación y vestimenta de los suyos, verse muy bonita, joven y principalmente ser una amante estupenda.
En tanto, el corsé regresa como prenda exterior al final del siglo XX. Y ahora vemos cada vez más piel que tela, más apretado que holgado, más vulgar que elegante. La industria de la moda sugiere ahora ser sexy. Dice que el cuerpo es imperfecto y hay que arreglarlo con cirugías, tratamientos, cosmética y dietas.
El sociólogo Gilles Lipovetsky señaló en su libro La Era del Vacío: "Lejos de circunscribirse a las relaciones interpersonales, la seducción se ha convertido en el proceso general que tiende a regular el consumo".
Lo cierto es que los hombres idealizan una imagen de mujer con curvas exageradas. La silueta de reloj de arena es la que más ha predominado a lo largo de la historia occidental, aproximadamente desde el renacimiento.
La mayoría de los hombres no aceptan las curvas naturales de una mujer. Han querido pronunciarlas con lo que se pueda, sea con un corsé, guardainfantes, crinolina, polisón, sostén, zapatos de tacón muy alto, siliconas, botox, etc.
Y si esto no fuera suficiente, hay que maquillarse, es decir importa mucho el cuerpo en su visión exterior. Una cana, una arruga y es el fin.
Contrariamente, un hombre gordo de edad madura puede sentirse seguro de sí mismo, porque le han enseñado que su aspecto físico no es importante, lo han adoctrinado para ser falócrato.
Mientras que a la mujer se le rebaja a ser una fábrica de hijos, empleada doméstica y satisfactora sexual. Y lo peor de todo, es que hay mujeres que contribuyen a ello, desde casa, en el trabajo y las que tienen poder generalmente no lo usan para ayudar.
foto Google. Estas famosas que exponen su cuerpo colaboran en minimizar a la mujer
Lo que imponen los medios de comunicación
La mayoría de las revistas femeninas actualmente son dirigidas por mujeres, pero el contenido que se publica es sexista.
En sus páginas vemos grandes referencias de la historia de la moda, sin duda son verdaderos museos, especialmente las de antaño muestran el talento de los ilustradores y fotógrafos, pero han ayudado a mantener al hombre más arriba que la mujer.
Estas publicaciones, siguen ofreciendo recetas de cocina y ahora ideas para adelgazar. El ideal de belleza que predomina es de una chica ultra delgada, super alta, de preferencia rubia, de ojos claros y por supuesto, joven, muy joven.
La distancia entre una revista femenina y una pornográfica queda muy corta con éstas portadas.
La estructura de estas revistas es de un espacio para moda, famosos, chismes, cosméticos, belleza, accesorios, sexualidad, compras, decoración y un alto porcentaje en publicidad y publicidad oculta.
Definitivamente, esto sigue siendo rentable para los anunciantes y las editoriales, pero no para la mujer real, es decir se inclinan por representar los intereses de los hombres.
A lo largo de la historia de la publicidad se pueden apreciar los mensajes verbales y las imágenes que atacan a la integridad de la mujer.
Como bien dice la profesora María Ganzabal Learreta, especialista en Comunicación Audiovisual y Publicidad de la Universidad del País Vasco: "El eterno femenino, es decir el trinomio belleza-amor/sexo-hogar constituye el principal material del que se nutre esta prensa".
Y es que éstos contenidos siguen siendo los mismos de cuando se iniciaron las revistas femeninas. Es lo que concluye la docente Blanca Estela Treviño de la Universidad Autónoma de México, luego de haber digitalizado dos publicaciones para damas del siglo XIX.
En parte, sucede porque son los hombres los propietarios de las revistas. No hay que confundirse porque Anna Wintour sea la jefa de Vogue estadounidense y se la considera una mujer muy importante, tal vez con más poder en la industria de la moda.
Pero ella está por debajo de los dueños de Condé Nast, (los descendientes de la familia Newhouse) y de los directivos, Charles Towsend y Robert Sauerberg. Y Condé Nast aglutina el grupo de revistas femeninas más influyente del mundo.
Wintour ha sido un éxito como editora jefe porque ha hecho de Vogue una revista altamente comercial. Pero en las páginas se siguen mostrando imágenes sexistas.
No es necesario desnudar totalmente a la mujer para impulsar el sexismo, también el lenguaje corporal dice mucho.
La cineasta y escritora Jean Kilbourne, es además una crítica en el estudio de la imagen de la mujer en publicidad. En el documental Miss Representation declaró: "éstas imágenes (refiriéndose a la publicidad) son parte de un clima cultural en el que se ve a las mujeres como objetos, y convertir a un ser humano en eso es casi el primer paso para justificar la violencia hacia esa persona".
Las revistas que circulan en Guatemala (locales, centroamericanas y mexicanas) intentan imitar el mismo formato de las publicaciones internacionales de peso.
La edición más reciente de una de esas revistas promueve en dos artículos lo siguiente: "Llegó el momento de mostrar el cuerpo con piezas que dejan poco a la imaginación". "La clave: mostrar tus hermosas piernas".
Con ello se está fomentando el culto al cuerpo, a exhibirlo, lejos de valorar a la mujer como ser humano. De forma opuesta, en esa misma publicación también hay una nota que habla sobre los derechos de las mujeres.
Mientras que éste país se encuentra en la lista de las 25 naciones con más feminicidios en el mundo, según informes de la Oficina de Naciones Unidas para las Mujeres.
Además, menos del 50% de las adolescentes guatemaltecas no concluyen sus estudios secundarios, según un análisis de la Red de Adolescentes y si le sumamos las violaciones sexuales, violencia doméstica, trata de chicas y el machismo que impera en el país, las posibilidades de que la mujer sea respetada son pocas.
Hace dos años, la Comisión de la Mujer, presentó ante el Congreso de Guatemala una iniciativa para reformar el Decreto 6-2003 sobre la Ley de Protección al Consumidor y Usuario, la cual pide el no utilizar a las mujeres como objetos decorativos y de placer en la publicidad. Hasta el momento no hay avances.
Agunos sociólogos historiadores, psicólogos y diseñadores han abordado la moda desde una perspectiva más profunda, pero no se les da la importancia debida. “Entre la intelectualidad el tema de la moda no se lleva” expresó Lipovetsky.