En la revista D del rotativo Prensa Libre (en la edición del 7 de septiembre) se escribió un artículo titulado Tradición Exportable, Industria colorida: diseñadores y empresarios del tejido nacional haciendo alusión a los trabajos de algunos diseñadores de moda, resaltando a la marca Wanderlust, un negocio de calzado elaborado con tejidos típicos indígenas. A su vez, citan a varias comunidades mayas que se dedican a la producción de los textiles.
(foto: Wanderlust)
Anteriormente diseñadores como Eduardo Figueroa han incluído telas indígenas para incorporarlas a sus creaciones. Lo mismo han hecho Estilo Quetzal y María's Bag, etc.
(Foto: Estilo Quetzal)
(foto: Paula Cuevas)
Todos esos productos son preciosos, el problema es que están destinados a ser vendidos, en su mayoría en el extranjero, porque el sentido patriótico de los guatemaltecos no es lo suficientemente grande como para apoyar esas obras.
En el reportaje de la revista D están las declaraciones de Carlos Rolando Ortíz, psicólogo social, quien explica éste fenómeno de despreocupación por lo guatemalteco:
“En un mundo globalizado, la población manifiesta apatía y desinterés por su pasado, debido a la construcción histórica de su identidad como guatemalteco, y todos los rasgos que la conforman”, indica el psicólogo social Carlos Rolando Ortiz.
También afirma que el consumidor nacional no ve la importancia al tiempo de elaboración o el valor cultural, sino más bien estima lo que el artículo agrega a su imagen y proceso de aceptación social. Asimismo, es verdad que los productos artesanales están desprovistos de los medios de promoción y no logran influenciar al consumidor. (párrafos copiados textualmente de Revista D edición 7 de septiembre 2013)
Guatemala es un país de altos contrastes culturales, de racismo y de mucha alienación. Es natural que la respuesta de buena parte de la población sea la del desprecio por lo nacional. Mucho tiempo atrás, los descendientes de los mayas usaban con más frecuencia lo que se conoce como vestimenta tradicional indígena, colorida y bonita, suficiente para cautivar a los turistas europeos y estadounidenses. Pero ser indígena en Guatemala no es fácil, son el grupo aparte, los despreciados, los sin tierra, sin poder, etc. (ocupando el 42% de la población de Guatemala, según el último censo nacional del 2002). Además, éstos trajes fueron impuestos durante la colonización española (en especial la masculina). Así, a muchos de ellos no les causa orgullo su origen y por ello recurren a vestir con prendas occidentales, es decir, usar marcas populares o bien mezclarlas con los atuendos folclóricos.
Luego el grupo ladino "ha sido caracterizado como una población heterogénea que se expresa en idioma español como idioma materno, que posee determinadas características culturales de arraigo hispano matizadas con elementos culturales indígenas y viste a la usanza comúnmente llamada occidental" según puntualiza el Ministerio de Educación en su informe: Interculturalidad en la Reforma Educativa - Situación cultural, étnica y lingüística
Por otro lado están los criollos, que casi no se identifican con los indígenas. Si bien, las modas pueden sobrepasar los límites. Recuerdo la década de 1990, se puso de moda lo "típico". Era aceptable vestir una camiseta blanca y un chaleco bordado por los indígenas especialmente si se combinaba con un buen par de jeans, bien desgastado. Parte del estilo lo completaban las pulseritas tejidas. Era el "nuevo hippie chapín", un estilo que se le veía a menudo a los turistas extranjeros. (El estilo usado por el maestro Efraín Recinos).
También gustaban las bermudas y las faldas traslapadas azul marino con una cinta tejida y de vez en cuando unas sandalias en cuero crudo. No se escuchaba de diseñadores locales, así que lo más práctico era comprar en el mercado central de la capital, o bien, en la Antigua Guatemala. Pero como la moda es efímera, pasó la locura por lo típico. Además de otros factores como el acceso a la internet y en sí de la globalización.
En conclusión, existen pocos guatemaltecos que no tienen problemas en apreciar lo producido por chapines (esto incluye también a las creaciones que no contienen elementos indígenas). El tema de la aceptación requiere de mucho trabajo por parte de todos. Máxime, sin importar la raza, todo aquel que nace en territorio guatemalteco, posee esa nacionalidad.
Aunque, no todo lo hecho en Guatemala es de buena calidad, lastimosamente eso es una realidad. Y es ahí donde la moda guatemalteca debe luchar por salir de ese estereotipo, pese a que los productos están bien elaborados, en el imaginario colectivo chapín se cree que no y que no vale lo suficiente como las grandes marcas.
También es bueno aclarar que el diseñador de moda guatemalteco no está obligado a producir colecciones con textiles típicos indígenas, eso depende de la inspiración de cada creador y de su estilo.