Ser sastre en Guatemala no es algo que amerite admiración, su trabajo es altamente desvalorizado y delegado a las clases bajas, por lo que a muy pocos les interesa esa disciplina.
La triste situación que vive la sastrería guatemalteca es revelada por la revista dominical de Prensa Libre en una publicación de mayo de éste año.
En ella se cuenta la historia de Manolo y Manuel, dos sastres ubicados en un modesto local del deteriorado pasaje Aycinena en la zona uno capitalina.
Estos artesanos sesenteros narran que desde muy jóvenes vienen trabajando como sastres, pero en las últimas décadas la gente ya no muestra interés por los trajes a medida, por lo que sobreviven con trabajos menores.
Y lamentan el no tener aprendices para dar continuidad al negocio, pues la sabiduría de éstos sastres morirá con ellos. Esta es una de tantas historias similares a otras sastrerías del país.
Aproximadamente los sastres independientes cobran Q 600 (US$ 85) por la elaboración de un traje, sin contar los gastos del tejido. Las pocas sastrerías de "cierta categoría" cobran desde Q 1,500 (US$ 214) hasta Q 3,000 (US$ 428).
Sin embargo, los trajes sastre siguen estando en voga, pero la preferencia se inclina por el listo-para-vestir (Q. 1,200 aprox., US$ 170) o de segunda mano.
Un arte despreciado
Mientras en Guatemala es signo de distinción adquirir un traje en Zara, Devred 1902 y otras. Londres se enorgullece de sus artesanos de Savile Row, tanto que lograr entrar a trabajar como aprendíz, no solo es difícil sino confiere un alto prestigio en la hoja de vida. Es que éste famoso grupo de calles londinense es para la moda elegante masculina lo que París es para las mujeres.
Foto: asuitthatfits, El legendario y elegante Sean Connery, tallándose un traje en Savile Row
Originalmente, los primeros sastres en Guatemala eran españoles peninsulares, pero con la imposición del sistema colonial y la diferenciación de castas, éste oficio se fue delegando despectivamente a los mestizos y a algunos mayas, según lo explica el historiador Severo Martínez.
Tal vez por ello es que la sastrería no ha adquirido un valor más justo y algunos negocios se dedican a la importación de prendas formales para el vestir masculino.
Las casas de sastrería más refinadas en Guatemala como Saúl E. Méndez, Emporium y Gilberto Miranda, por ejemplo, sólo ofrecen trajes a medida, no "bespoke".
Esto puede deberse a la preparación muy básica que se ofrece en el país. El Instituto Técnico de Capacitación y Productividad, Intecap, brinda instrucción para sastres rasos. Para convertirse en uno de ellos sólo se requiere de un nivel mínimo de estudios de seis meses con espectativas de una oferta salarial muy baja.
En el pináculo de la mejor sastrería
La expresión Alta Costura es reservada para la quintaesencia de la moda femenina, pero en la sastrería británica, la más calificada del mundo, se dice "bespoke", no lo traduzco porque su definición va más allá de lo que un diccionario puede ofrecer. Es un concepto londinense que engloba, hecho a medida y a mano con los mas finos tejidos (especialmente en lana Súper).
Se dice que la expresión "bespoke" es una especie de abreviación de "be spoken for", frase que los sastres usaban para marcar la tela de sus clientes, es decir, reservarla para un cliente en especial.
La Savile Row Bespoke Association, ha creado un sistema riguroso de entrenamiento para el aprendizaje de sastre y cortador que puede extenderse hasta seis años.
Alexander McQueen trabajó como aprendíz en Anderson & Sheppard y Gieves & Hawkes. John Galliano lo hizo en Nutter. Ambos demostraron un conocimiento prodigioso de las técnicas sartoriales cuando entraron a la moda femenina.
foto: suitored.com, interior de los talleres de Anderson & Sheppard
Huntsman, una de las sastrerías más cotizadas de Savile Row, explica en una entrevista a GQ Magazine, que ofrecen tres categorías de trajes.
Lo más accesible es el listo-para-vestir con un valor de £2,200 por un traje de dos piezas. Luego el hecho-a-medida puede costar £2,900 y lo más sublime de la sastrería es el "bespoke" donde el precio se eleva a £4,997 (sin impuestos incluídos).
Este último requiere de un ejército de maestros del traje trabajando 60 horas a lo largo de ocho semanas, debido a que el atuendo es elaborado enteramante a mano.
Al decir "a medida", éstas sastrerías se refieren a que la prenda es personalizada pero construída ya sea totalmente a máquina o semi-manual.
Al igual que en la Alta Costura, los trajes requieren de sesiones de prueba y en vez del torso-maniquí, se traza el molde en papel y se conservan los de los clientes frecuentes.
El tipo de entretela también definirá el precio final del producto, dado que existen para adherirlas al género con vapor o unidas con puntadas a mano o a máquina.
Los tejidos exteriores también dirigirán los costos. Las lanas son las más utilizadas en sastrería, la calidad de su fibra y del tipo de animal son determinantes. Por supuesto que la seda es la favorita para la forrería.
Foto: Kinslager, variedad de lanas Súper, algunas mezcladas con cachemira, otra fibra de lujo en la moda.
Pero en Guatemala generalmente solo podemos encontrar tejidos mixtos, es decir, mezclas de lana corriente con acrílico o poliéster, o bien, totalmente sintéticas y lamentablemente a todas les llaman "casimires". Para los forros es casi imposible encontrar sedas.